Una pelea cubana por la dignidad y la plenitud humanas

La lucha contra el racismo y la racial ocupa un lugar relevante entre las múltiples tareas que los escritores y artistas, agrupados en la Uneac han asumido a partir de su compromiso ético y cívico

Entre las múltiples tareas que los escritores y artistas agrupados en la Uneac han asumido a partir de su compromiso ético y cívico, la lucha contra el racismo y la racial ocupa un lugar debidamente jerarquizado por la importancia de un tema vinculado a la irrenunciable aspiración de lograr una sociedad más justa y plena.

Si bien la triunfante en 1959 quebró las bases institucionales del racismo —ideología cultivada y enraizada como parte de la hegemonía capitalista precedente, desde los tiempos de la esclavitud en la etapa colonial hasta los de la república mu­tilada de las primeras seis décadas del siglo XX—, en determinadas prácticas y percepciones cotidianas persisten y hasta se reproducen actitudes, prejuicios y valoraciones discriminatorias que deben ser superados.

A ello se refirió Fidel en un fecundo diálogo sostenido con los creadores durante el de la Uneac en 1998, en el cual hizo énfasis en la necesidad de trabajar tanto por la erradicación de las bases objetivas de tales manifestaciones —las desventajas históricamente padecidas por los negros y mestizos— co­mo por cultivar una subjetividad li­bre de atavismos.

En el VII Congreso de la organización de los escritores y artistas en el 2008, el ensayista Fer­nan­do Mar­tí­nez Heredia expresó: “El racismo hoy, con todo y sus antiguas raíces, es­tá li­ga­do a los efectos que ha tenido la crisis reciente sobre los grupos me­nos fa­vorecidos de nuestra sociedad; pe­ro también a las necesidades ideológicas de los que aspiran a un regreso mediato al capitalismo, porque el ra­cismo es una naturalización de la desigualdad entre las personas al or­den social. La lucha por la profundización del en Cuba está obligada a ser an­tirracista.”

Justo como una contribución a esa lucha, desde hace un lustro que­dó instalada de manera permanente en el seno de la Uneac y por iniciativa personal de su presidente, el poeta y etnólogo Miguel Barnet, la Comisión José Antonio Aponte, la cual promueve desde una perspectiva integral acciones sistémicas, diferenciadas y participativas, que to­man en cuenta los diversos aspectos económicos, po­líticos, culturales, so­ciales, educacionales, jurídicos y me­diáticos que inciden en la complejidad del problema. Desde su primer momento la Comisión quedó integrada por historiadores, investigadores, escritores, sociólogos, psicólogos, antropólogos, poe­­tas, periodistas, ci­neastas, artistas y otros activistas.

El presidente de la comisión es el escritor He­riberto Feraudy, con experiencia diplomática y au­tor de títulos relacionados con las huellas africanas en la cultura nacional.

“Nuestra labor —explica— se co­rresponde con los preceptos de uno de los objetivos aprobados por la Pri­mera Conferencia Nacional del Par­tido, que puntualiza el enfrentamiento a los prejuicios y conductas discriminatorias que atentan contra la unidad nacional y limitan el ejercicio de los derechos de las personas. Lo ha­cemos desde una vocación propositiva y coordinada con otras instituciones estatales, académicas, culturales y de la sociedad civil, de la cual formamos parte”.

Entre los resultados de la gestión de la comisión destacan acciones con­juntas con los Ministerios de Edu­cación y Educación Superior pa­ra que en los programas curriculares y extracurriculares de las escuelas y uni­­ver­sidades cubanas se aborden el origen y los nefastos efectos de la y los prejuicios, se visibilicen los aportes de los esclavos africanos y sus descendientes a la forja y desa­rrollo de la nación, y se valoren en su real dimensión los elementos constitutivos de la identidad cultural.

“Por nuestra parte —precisó Fe­rau­dy— hemos prestado especial aten­­ción a conmemoraciones históricas, como lo fueron el bicentenario del asesinato de José Antonio Apon­te, asesinado en 1812 por el poder co­lonial que quiso escarmentar a un hombre que luchó tempranamente por la emancipación nacional y la abolición de la esclavitud, y el centenario de la masacre de negros y mestizos acaecida a raíz del alzamiento de los Inde­pen­dientes de Color en 1912. Es­peramos contar más temprano que tarde con un que recuerde a Aponte”.

“Todos los años —añadió— auspiciamos entre julio y diciembre la Jornada Maceísta, que resalta el legado patriótico e intelectual del General An­tonio y el ejemplo formidable de Mariana Grajales. Ahora mismo es­tamos involucrados en la conmemoración del bicentenario del nacimiento de Ma­riana, paradigma de la mu­jer cubana. No se trata solamente de ofrecer una perspectiva histórica, si­no de subrayar la vigencia de ese legado. Pen­semos en lo que puede y debe significar la familia Maceo Gra­jales para los valores de la actual fa­milia cubana. Con idéntico propósito resaltamos públicamente la en­trega del general Quintín Bandera”.

Otra línea de trabajo de la comisión apunta hacia la sensibilización de los medios de comunicación:

“En días pasados —informó— sos­tuvimos un fructífero intercambio con directivos, realizadores, guio­nistas y comunicadores del ICRT y la Te­le­visión Cubana. La tónica del en­cuen­tro puede explicar cómo se proyecta la Comisión: hacer catarsis y exponer un rosario de quejas no se aviene con nuestra misión; avanzamos del diagnóstico a propuestas con­cretas desde una plataforma co­mún”.

“Esa concepción —afirmó— es la que animó nuestra presencia en la Co­­misión de Cultura, Edu­cación, Cien­cia y Tecnología de la Asamblea Na­cional del Poder Popular. Por primera vez en Cuba, después del triunfo re­volucionario, se ha tratado el te­ma en el Parlamento. En coordinación con la Asamblea Na­cional del Po­der Po­pular y con la participación de los más diversos sectores de la so­ciedad civil se han efectuado talleres debates en algunas provincias, pro­grama que completaremos en los pró­ximos me­ses. Cada una de nuestras acciones son motivos de análisis y reflexión por parte de la Presidencia de la Uneac. Mucho nos es­timula el seguimiento y apoyo que hemos recibido desde las máximas instancias de di­rección del Partido y el Go­bierno”.

¿Insatisfacciones? “Este es un camino largo y paciente, en el que la prisa, la improvisación y el dis­late no pueden tener cabida, máxime cuando ad­­versarios y mercenarios apuestan por manipular el tema, confundirnos y dividirnos. Nece­si­ta­mos remover obs­táculos y promover ideas”.

Fuente: Granma

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