¡Feliz cumpleaños papá!

(Por Félix Edmundo Díaz / La Mala Palabra)

Estoy seguro que estas líneas se ahogarán en el océano de palabras de amor, agradecimiento, confianza y salud que, este 13 de agosto, le será dedicado a mi padre, que es tu padre y el de él, y el de ella, y de miles de millones de seres del planeta.

Cuando digo papá, solo me alberga el sentimiento genuino de verlo como lo que es: un padre en toda la extensión de la palabra, ese que te mima, te reprende, te educa y enseña, pelea como fiera por ti y te lega un ejemplo que te impresiona (y en la práctica es) en extremo difícil de imitar.

No gastaré del lector hablándole de sus hazañas ni describiéndole detalles de sus cualidades personales, cuando solo tienes que mencionar los disímiles apodos que, con el paso de los años, hombres y mujeres de pueblo le han adjudicado: El caballo, El Fifo, El grande, El ‘men’, El guía, El unta’o, El elegido, El genio, o El comandante (achicando cariñosamente la denominación de su grado y cargo), o su nombre, solo su nombre, que repetido por multitudes, en la cadencia acostumbrada, hace el efecto de la esperanza y la alegría en quienes le quieren y desencadena los sudores fríos de los enemigos de los pueblos.

No importa el clima, no importan las horas de espera, o si amanece, oscurece o es en plena madrugada, tampoco el idioma, la sola aparición de la verdeoliva visera hace el milagro de la explosión de júbilo y se inician las tonadas: Fidel, Fidel, Fidel, Fidel…, Fidel seguro, a los yanquis dale duro, a veces solo interrumpido por el vozarrón de algún barítono popular conminando a un ¡Viva Fidel!, inmediatamente secundado por el coro de ¡Viva!, tan natural como solo pueden ser los reflejos incondicionados.

Mi papá cumple 89 años, pero ello solo es por el capricho de los seres humanos de atarnos a los datos de una partida de nacimiento, porque de verdá, de verdá, como decimos aquí en Cuba, si usted se da a la tarea de listar las cosas hechas por mi papá, entiéndase, sus estudios, sus guerras, sus amores, sus guerras otra vez, su Revolución (que es la nuestra), sus discursos, sus entrevistas, sus estudios de nuevo y sus guerras otra vez, sus reflexiones y encuentros, podría fácilmente llegar a la conclusión de que mi papá es un ser sobrenatural, porque nadie en tan corto tiempo ha logrado hacer tanto…, no por gusto Sydney Pollack, hablando sobre él, le comentó a Estela Bravo: Fidel Castro ya no es un personaje real sino que es más grande que la vida misma.

Estas pequeñas cosas son las que me obligan a sugerir cómo reciprocarle a mi papá, que es tu papá y el de él, y el de ella, y de miles de millones de seres del planeta, todo lo que hizo por nosotros, su amor y enseñanzas, sus desvelos y sueños, sus luchas y victorias, y para ello solo debemos vivir con la convicción de aquel marielito que, al coincidir en una Corte Judicial de Miami con los Cinco, dijo: Manténganse firmes, coño, no traicionen a la patria. No le fallen al Comandante, y no se preocupen, que él no los va a dejar solos.

Y el hombre no se equivocó, ellos se mantuvieron, no traicionaron, no le fallaron al Comandante y hoy están aquí, y si nosotros deseamos estar aquí por los años de los años, eso es lo único que tenemos que hacer, a fin de cuentas, mi papá, que es tu papá y el de él, y el de ella, y de miles de millones de seres del planeta, siempre estará con nosotros, ya que, según Edgardo de Habich, acaso solo porque de tanto no temerle, de lo mucho que le ha coqueteado, la muerte ha terminado enamorándose de él y ha decidido conservarlo.

Cuidémosle y seámosle fieles para tenerlo muchos años más.

¡Feliz cumpleaños papá!

Recibe el beso y abrazo mío, de él, de ella y de miles de millones de tus hijos.

Fuente: La Mala Palabra

Nota: Todas las citas fueron tomadas de ‘Absuelto por la historia’ de Luis Báez.


 

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