Viaje a la semilla de la Jornada de la Canción Política

(Por Cascaret / Desde este lado de la isla)

Eran las 2:30 pm del 4 de agosto de 1957 cuando una fuerte explosión sacudió la tranquilidad habitual de la ciudad de Guantánamo. La gente salía asustada de sus casas y buscaba con inquietud el origen de aquel gran estruendo.

Allá, rumbo al noroeste del mismo centro de la urbe, una estela de humo se alzaba al cielo, señal inequívoca de la desgracia ocurrida: la fábrica clandestina de bombas del Movimiento 26 de Julio, ubicada en Aguilera 751 entre Santa Rita y San Gregorio, había volado por los aires por un error en la elaboración artesanal de algunos proyectiles.

En consecuencia, al instante perdieron la vida los revolucionarios Gustavo Fraga y Fabio Rosell y a la llegada de la policía batistiana fue rematado Enrique Rodríguez. A esa lista, tras ser torturados y asesinados, se sumaron los jóvenes Abelardo Cuza y Jesús Martín, quienes acudieron al lugar de los hechos para socorrer a las víctimas.

Esa fecha, declarada como Día de los Mártires Guantanameros tras el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, desde entonces quedó guardada como símbolo de lucha en la memoria de los habitantes del extremo oriente del país.

Precisamente, ese fue el resorte que en 1976 movieron al joven trovador Lorenzo Cisneros, Topete, junto a Mario Zamora y Josué Oliva, integrantes estos últimos por ese entonces de los grupos 4 de Agosto y Frontera, respectivamente, a fundar un evento que desde la canción comprometida acompañada de la guitarra, recordara cada año a esos mártires: la Jornada de la Canción Política.

Esta cita, que en sus primeros años reflejó las inconformidades de la generación que la fundó, ha logrado reunir en las 38 ediciones precedentes a voces destacadas del movimiento trovadoresco cubano, entre las que sobresalen las de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Santiago Feliú, Xiomara Laugart, Sara González, Gerardo Alfonso, Carlos Varela, Amaury Pérez, Augusto Blanca, Ángel Quintero, Vicente Feliz, Pedro Luis Ferrer y Polito Ibáñez.

Con el surgimiento de la AHS, la filial guantanamera de dicha organización tomó la batuta de este evento, que cada año evoluciona conceptualmente y que hoy sirve de confluencia no solo para destacadas figuras de la trova y consagrados defensores de la llamada canción inteligente, sino para artistas y proyectos que dan sus primeros pasos por esos rumbos musicales, así como para poetas, escritores, investigadores y representantes de las distintas manifestaciones del arte, quienes complementan y enriquecen el programa de la Jornada.

Fuente: Desde este lado de la isla

Foto: Juventud Rebelde


 

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