Reducir distancias hacia el desarrollo, un reto caribeño

(Por Ernesto Vera *)

La Habana (PL) La necesidad de desplegar las potencialidades de crecimiento económico de las naciones del Caribe hace impostergable el fortalecimiento de las capacidades colectivas por medio de la interacción entre los estados de esa subregión y con terceros.

Precisamente, con la meta de impulsar el desarrollo sostenible en lo cultural, económico, social, científico y tecnológico, y la necesaria interconexión entre las naciones insulares y continentales con costas caribeñas, se efectuará en La Habana del 2 al 4 de junio próximo la VII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC).

El tema del transporte, por tanto, estará presente en la reunión de ese organismo de consulta, concertación y cooperación, fundado en Cartagena de Indias, Colombia, en 1994, compuesto por un elevado número de países en vías de desarrollo -25 miembros plenos y siete asociados- con un alto grado de heterogeneidad, pero similares retos.

Entre sus objetivos se encuentran la implementación de instrumentos y mecanismos para mejorar la eficiencia de la interconexión aérea y marítima del Gran Caribe, como fue ratificado en la Declaración de Mérida, emanada de la VI Cumbre de la AEC efectuada en esa ciudad mexicana en 2014.

Desafíos

La Cuenca del Caribe es uno de los espacios aéreos más frecuentados del planeta en relación con su número de habitantes debido a la importancia del turismo internacional para las economías de la región, sin embargo, este no está diseñado en función de la integración regional.

Según estudios, la mayoría de las conexiones interregionales son cubiertas por compañías pequeñas, públicas o privadas, que operan en redes limitadas con aeronaves de baja capacidad, y no existen entidades que atiendan a la región de forma sostenida e integral.

De allí que los usuarios se vean obligados a recurrir a varias aerolíneas para efectuar sus trayectos, a menudo con largas horas de espera, lo cual encarece esas conexiones y limita las ventajas asociadas a la velocidad del tránsito por esta vía.

En definitiva, pese a su proximidad geográfica, el traslado entre varias islas del Caribe se dilata, con las consiguientes pérdidas en costos y tiempos, por lo cual estados miembros y asociados de la AEC se empeñan en impulsar el Acuerdo de Transporte Aéreo firmado en Panamá, en 2004, que incluye también la interconexión marítima.

Ese tratado plantea la creación de un sistema aéreo a escala regional coherente, integrado, eficaz y seguro, como mecanismo esencial de desenclave y para el desarrollo comercial, que facilite los desplazamientos de las personas y refuerce la cooperación e integración regionales.

Sus objetivos incluyen la promoción y coordinación de estrategias, y la colaboración con los gobiernos y organizaciones para el impulso de iniciativas relacionadas con el transporte aéreo y marítimo, modalidad esta última que representa alrededor del 90 por ciento del tráfico internacional de carga.

En el caso específico del Gran Caribe, que comprende varias naciones rodeadas por mar, más de 640 buques de unas 70 navieras cruzan su cuenca anualmente para transportar más de dos millones de contenedores hacia unos 100 puertos.

Transporte ferroviario, un asunto a considerar

Ante el proyectado crecimiento del tráfico marítimo en la región, el desarrollo del ferrocarril -relegado por décadas de preeminente transportación por carreteras- podría jugar un importante papel en el impulso económico, particularmente de los países continentales de mayores dimensiones que pertenecen al Gran Caribe.

Debido a su capacidad para reducir los costos en el transporte marítimo al abaratar el acceso a los puertos desde zonas interiores, e impulsar la eficiencia, la mejoría de estos enlaces facilitaría el desarrollo de las cadenas logísticas regionales.

Estudios realizados por la AEC y el Banco Interamericano de Desarrollo recomiendan la mejora de las conexiones del transporte interior, de manera que las radas más importantes puedan atender con mayor eficacia las necesidades de las economías en crecimiento ubicadas en áreas rurales, y reducir los costos del comercio.

Es decir, la transportación por vías férreas puede ayudar a mejorar el rendimiento portuario al profundizar los enlaces entre los sitios de producción y los puertos comerciales, sobre todo en los estados más grandes, e impulsar el intercambio comercial en la región.

Teniendo en cuenta el potencial económico y reducido impacto medioambiental, ese medio de transporte podría desempeñar un rol crucial en el propósito de lograr el desarrollo sostenible del área, y contribuir a garantizar el futuro de las naciones del Gran Caribe.

*Periodista de la redacción nacional de Prensa Latina

Fuente: Prensa Latina


 

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