Un millonario en la Casa Blanca

(Por Silvina M. Romano / Celag)

Fallaron las encuestas ¡una vez más! La sorpresa y el escándalo se apoderaron de los mercados. Los defensores del establishment advierten que podría ser que sea un Estado y una sociedad fallida, pues parece que la mayoría no es “tan democrática” como pensaban[1]. Sorpresa absoluta.

¿Ganó un outsider?

Desde América Latina, también consideramos sorprendente que la maquinaria electoral de Hillary, a pesar de todo lo que hizo, haya fallado nuevamente. Pero la sorpresa es de menor calibre, ya que en los últimos tiempos hemos presenciado (además de los errores de las encuestas) el triunfo de millonarios en elecciones presidenciales, como Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile, Vicente Fox en México[2], apoyados por un sentido común que profesa que “ya tienen dinero y por eso no robarán” o que “como saben hacer dinero para ellos, también sabrán generar riquezas para el país”. Viendo la situación en la que quedó Chile, la debacle de México y el rumbo que toma Argentina, parece que ambas afirmaciones no se ajustan del todo a la realidad. Es probable que este tipo de perfil esté menos familiarizado con los llamados “vicios” de los políticos de carrera, pero eso no debe desviar la atención sobre cómo llegaron a acumular sus exorbitantes fortunas y el hecho de que su mera existencia da cuenta de la dinámica central del capitalismo: la reproducción de desigualdades cada vez mayores. Personas como Trump no cuentan con carrera política, pero sí están estrechamente vinculadas a políticos, empresarios, medios de comunicación, etc., lo que le permitió hacerse millonario y postularse para la presidencia.

¿Libre cambio o proteccionismo?

Durante la campaña electoral, Trump fue acusado de populista y lo compararon (desde posturas fantasiosas, cuando no, maliciosas) con los gobiernos posneoliberales de América Latina[3], por advertir sobre la necesidad de medidas proteccionistas para la economía estadounidense frente a competencias “desleales” como la de China. Prometió entonces dar batalla al libre mercado, especialmente frenar el Acuerdo Trans Pacífico de Cooperación Económica (TPP). Sin embargo, recordando la tradición republicana en la región, fue George H. Bush quien impulsó la Iniciativa para las Américas (IPLA) a principios de los ’90, de donde surgió el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el posterior ALCA. Yendo hacia atrás, Reagan y Nixon, fueron los impulsores del neoliberalismo a base de sangre y fuego desde América Latina para el mundo. Siga o no siga esta tradición republicana, no debemos dejar que los árboles tapen el bosque: es probable que Trump sea el mayor de los proteccionistas si se trata de la economía estadounidense, pero será también un acérrimo defensor del libre comercio cuando el objetivo sea el de la expansión de la economía estadounidense hacia el exterior, lo cual es evidente en las estrategias utilizadas por su propio emporio transnacional.

Factor sorpresa

En su primer como presidente electo aseguró que buscará “colaboración y no conflicto” con otros países[4]. Es fácil decirlo, pero al resto del mundo le cuesta creer que vaya a cumplirlo, sobre todo después de la “desilusión” generada por las dos gestiones de Obama, que no cesaron en guerras e intervenciones, luego de los dos gobiernos de George W. Bush y la “guerra contra el terrorismo global”. Con Trump nos queda el factor sorpresa que no teníamos con Hillary. Habrá que estar doblemente atentos.

[1] http://www.nytimes.com/interactive/projects/cp/opinion/election-night-2016/the-unknown-country

[2] http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/03/160309_presidentes_millonarios_america_latina_all

[3] http://foreignpolicy.com/2016/03/16/beware-the-outsider-trump-latin-america/

[4] http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/11/09/trump

Fuente: Celag


 

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