Antonio Maceo – Ernesto Guevara, hombres de todos los tiempos

(Por Clara Gayoso Giro / Sierra Maestra)

Santiago de Cuba, jun 5.- Antonio Maceo y Ernesto Guevara fueron fieles y leales a los principios, cada uno en el momento histórico que le correspondió vivir: Maceo durante la contienda emancipadora frente al ejército español, y en la lucha insurreccional en la Sierra Maestra y en otras circunstancias, comprendió que su compromiso estaba más allá de Cuba y fue a luchar a suelo boliviano.

Maceo, el Titán de Bronce, nació en 1845 en Santiago de Cuba, y el Che, en Rosario, Argentina, en 1928. Recorriendo sus vidas encontramos dos hombres de ideales semejantes, cuyos ejemplos se multiplican para convidarnos a transitar adelante.

Ambos se caracterizan por una voluntad a toda prueba, un valor extraordinario y un profundo sentido de la dignidad y el humanismo. Asimismo, un amplio concepto de la estrategia, reflejado en el convencimiento de que el comportamiento del individuo es factor fundamental en la organización y éxito de cualquier institución militar.

La disciplina fue la primera gran condición militar de Maceo, de lo cual dio fe su categórica respuesta ante la invitación a un movimiento sedicioso: “Soy militar ante todo (…) y no estaré en donde no puedan estar el orden y la disciplina”.

Mientras que para el la disciplina era una de las principales cualidades a poseer por un combatiente, de ahí que concediera extraordinaria importancia a la corrección disciplinaria, como se infiere de su afirmación de que: “La disciplina debe ser esto (esto hay que recordarlo una y otra vez) una de las bases de acción de la fuerza guerrillera”.

Conocedor de la vida militar y de sus principios políticos, sociales y organizativos, estimaba que la fuerza de un ejército descansa en su disciplina y moral.

Tanto uno como el otro se esforzaron por estrechar vínculos con sus respectivos subordinados, con quienes procuraron relaciones francas, sencillas, que les posibilitaran conocer sus inquietudes y anhelos, sin que representaran un freno ante la necesidad de amonestar o sancionar.

De Maceo percibimos su pensamiento rebelde, visión de futuro, virilidad, estirpe intransigente y principios independentistas. Y del el internacionalismo, su compromiso con los humildes, el sacrificio supremo por defender una causa y la palabra del hombre honesto y revolucionario a toda prueba. Cualidades que se multiplican hoy en cada batalla convocada en de nuestras conquistas.

Aunque separados por el tiempo Maceo y son ejemplos en la valentía, en la honestidad y en el sentido de la solidaridad, son dos voluntades que fueron madurando y enriqueciendo y que constituyen hoy, por siempre, norte y guía de acción libertadora.

Sus obras trascendieron mucho más allá del día en que las balas segaron su existencia. Ellos supieron saldar la deuda con la humanidad, por eso, la historia se encargó de unirlos y reconocerlos como verdaderos paradigmas. Ambos derrotaron la muerte con su ejemplo y dejaron su impronta para la eternidad, como héroes de todos los tiempos.

Fuente: Sierra Maestra


 

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