Un incómodo Corbyn para encabezar laborismo británico

(Por Prensa Latina)

Londres, 14 sep (PL) La victoria de Jeremy Corbyn, con 59,5 por ciento de los votos, en las primarias laboristas, marca hoy una nueva etapa para esa agrupación, en medio de una campaña del gobernante Partido Conservador para desvirtuar su imagen política.

Conocido por sus posiciones rebeldes y considerado el líder laborista más izquierdista entre 19 que tuvo su partido, Corbyn se presenta como figura incómoda para la derecha laborista en temas como Siria, la o los submarinos nucleares con sistema Trident.

Para celebrar su triunfo contundente en las primarias, en las cuales venció a Andy Burnham, con solo 19 puntos, el político de 66 años se sumó a manifestaciones con el fin de demandar el ejecutivo del conservador David Cameron flexibilidad para acoger a refugiados.

Antes de conocerse el resultado de las primarias del laborismo, que se extendieron desde mediados de agosto hasta los primeros días de este mes, la prensa y el gobierno conservador hablaban de los peligros de una victoria de Corbyn para su partido y el país.

Nada más pasar las declaraciones de rigor para felicitar al dirigente laborista por su contundente triunfo, Cameron arremetió contra él en su cuenta y lo situó como una amenaza para la seguridad nacional, la economía y la sociedad en el Reino Unido.

Los signos de desacuerdos con propuestas y posiciones de Corbyn dentro del se hicieron evidentes con la dimisión de ocho de los 20 ministros del gabinete en la sombra del partido opositor.

Tal elemento fue explotado por la prensa británica, al igual que las acusaciones de designar solo hombres para altos cargos en el ejecutivo en la sombra, cuando en realidad este tiene, por primera vez, más de la mitad de mujeres funcionarias.

Pero la llegada de Corbyn a la jefatura laborista fue, como bien destaca el dirigente del movimiento español Podemos, Pablo Iglesias, en el diario El País, la mayor expresión de la falta de del Partido Laborista.

Lejano a sus sindicatos fundadores e ideas de equidad, el Partido Laborista perdió el apoyo de sus electores en las elecciones generales del 7 de mayo pasado, cuando éstos consideraron que el Partido Nacional Escocés (SNP) las defendía mejor y votaron por él.

El avance económico logrado con políticas neoliberales por los conservadores desde mayo de 2010, para nada beneficia al laborismo, pero sus electores tampoco parecen respaldar el reacomodo de su ala de derecha con fórmulas similares a las del equipo de Cameron.

Corbyn fue tajante: contrario a políticas de austeridad, favorable a nacionalizar el sector energético y los ferrocarriles, rechazo a bombardeos en para supuestamente atacar al Islámico o a la renovación multimillonaria de los submarinos con sistemas Trident.

Tampoco considera el político de 66 años necesaria la existencia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en su manera actual en el orbe o las políticas de restricción en materia migratoria y la pobre respuesta del Gobierno a los llamados a acoger más refugiados.

Claro está, la tarea para el nuevo líder laborista será titánica, pues aunque el electorado evoluciona y busca rescatar con su voto los orígenes del laborismo, apenas cuenta con el apoyo de 20 de los 232 diputados del partido opositor en la Cámara de los Comunes.

Tampoco existe unidad de criterios en especialistas o medios sobre si Corbyn podría amenazar realmente a Cameron en los comicios de 2020. La firma YouGov indicó en un sondeo que el nuevo dirigente laborista supera en popularidad al Primer Ministro.

Sin embargo, otro estudio para el conservador diario Daily Mail indicaba este domingo que el 39 por ciento de los interrogados se refirió a una derrota de los laboristas en las próximas generales, 22 opinó lo contrario y otro 39 se mostró indeciso.

En el Reino Unido, donde existen leyes para prohibir manifestaciones contra las políticas de ajuste y se recrudece el acceso de inmigrantes, Corbyn aparece como un incómodo obstáculo, tanto para conservadores como para el ala más de derecha del laborismo.

Fuente: Prensa Latina


 

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