Dosis de amor repartidas en Cienfuegos: Hogares de niñas y niños sin amparo filial

Hogares de niños sin amparo filial: Creados en Cuba en 1984 por el Consejo de Estado. Son centros de asistencia social donde se les proporciona a los niños, adolescentes y jóvenes condiciones de vida semejantes a las de un hogar (educación, alimentación, atención médica y los incorpora posteriormente a la sociedad al llegar a la edad adulta) Las causas fundamentales del ingreso a estos centros es por ser huérfanos o abandonados.El 100% de estos menores, adolescentes y jóvenes está incorporado a diferentes centros escolares y laborales, manteniendo seguimiento por los representantes legales de los mismos, que en este caso son los directores de los propios hogares.

Anabel Rojo Gessa – Cubahora.- Tamara es una joven de 20 años con Síndrome de Down y vive en el Hogar de Niños sin Amparo Filial de Cienfuegos desde recién nacida, la trajeron a esta, la única casa que conoce. Conserva como preciado tesoro aquel álbum de sus fotografías al cumplir las 15 primaveras, que le obsequiaron las tías y la mami directora de la casona Villa Emilia y lo muestra sin reparos a todo el que visita el recinto ubicado en la barriada de Buenavista.

La Constitución de de Cuba, en su artículo 40, especifica que el gobierno socialista debe prestar especial atención a la niñez y la juventud, por tanto acoge a niños carentes de cuidados familiares, nutritivos y vestimenta adecuada.

Desde 1984, el Consejo de dictó el Decreto Ley 76, que establece la creación de una red nacional de centros de asistencia social para alojar y atender menores de edad sin amparo, donde se les proporcionen condiciones de vida semejantes a las de un hogar.

Hoy dicha instalación en Cienfuegos protege a once miembros que con edades comprendidas entre los tres y 20 años llevan una vida como cualquier infante bajo la tutela de sus padres biológicos, y distribuyen, desde el alma y a partes iguales, las dosis de amor que a cada uno corresponde.

Liusbi Monteagudo Pérez, directora del centro y quien se ha ganado el apelativo de Mami Liusbi, explicó que para un menor ser acogido por la institución debe ser huérfano, abandonado, tener padres reclusos, psiquiátricos o alcohólicos y en estos casos, avalados por una comisión médica.

Agregó la directiva que el personal tiene el deber de compensar la falta de familia y afecto, asistir a las reuniones de padres en las respectivas instituciones escolares, así como asumir el papel de un domicilio acogedor, con las condiciones óptimas de organización, higiene y estimulación.

En Villa Emilia los niños y jóvenes reciben atención médica, educación, alojamiento, alimentación, uniforme escolar, ropa de vestir y calzado, además de un estipendio para sus gastos particulares.

A sus 15 años, Lázaro Pérez Santos, quien llegó con su hermano hace más de tres años al hogar, contó que allí pueden recibir a sus amistades y a los más grandecitos les admiten salidas a centros recreativos de la zona con mucha responsabilidad y bajo horarios determinados.

Yaqueline López Campos, jefa del Departamento de la Enseñanza Especial en la Dirección Provincial de Educación, declaró que la vivienda y bienes materiales familiares, con un pequeño en estos centros de asistencia, se conservan hasta la salida del menor al cumplir la mayoría de edad.

“Tuvimos el caso de una joven que llegó aquí por el fallecimiento de su madre a finales de los 90, esta contaba con la propiedad de un inmueble y recientemente esta vivienda le fue devuelta a su heredera legal, al cumplir los 18 años”, dijo.

Nueve auxiliares que residen a tiempo completo, la directora, la trabajadora social y el grupo de elaboración de alimentos, apoyan la realización de sus tareas escolares, atienden las pertenencias de cada niño y garantizan la vinculación del hogar con instituciones culturales de la provincia.

Cada miembro de la residencia está patrocinado por alguna organización política o de masas del territorio, aunque de manera general la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), y las principales industrias de la provincia, la Refinería de Petróleo Camilo Cienfuegos, la Termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes y la Fábrica de Cemento Carlos Marx planifican actividades para ellos.

“Yo me siento contento porque tengo muchos hermanos, y tías y Mami Liusbi juega también con nosotros en el parquecito que está en el jardín”, expresó Ángel Gabriel Barrizonte, de seis años.

Mabel Águila Hernández, metodóloga provincial en la enseñanza, puntualizó que el sistema de educación perfecciona la labor de superación de los trabajadores en la casa, porque son los encargados de formar la personalidad de los niños en su tránsito por el lugar.

“Además, tratamos de lograr una estabilidad laboral del personal, precisamente por la influencia que esto tiene sobre la conducta de cada infante”, precisó.

Los fines de semana se organizan actividades recreativas, culturales, deportivas y casas de estudio docentes con el objetivo de insertar a todos los miembros de la instalación en la comunidad.

“Me gusta cuando nos llevan al Jardín Botánico que está en Pepito Tey, a Rancho Luna. Y el 4 de abril nos hicieron una actividad grandísima, con payasos y piñatas, y vinieron amiguitos del barrio, refirió Lourdes Rivero”, de 10 años.

Cada habitación para los infantes se acondiciona con televisor, el mobiliario y juguetes de los más pequeños, asimismo se les inculcan correctos hábitos alimenticios, de higiene y de colaboración con las tareas domésticas.

Momentos de tristeza y nostalgia llegan cuando alguno egresa de la institución al ser adoptados o sujetos a tutela, al contraer matrimonio, al finalizar sus estudios e incorporarse a la vida laboral o cuando son llamados al servicio militar activo.

Una vida lo más placentera y semejante posible a un hogar tradicional en Cuba, donde se celebran con mucho amor los cumpleaños de Tamara y sus hermanos, se logra en este sitio dispuesto para la armonía, los cuidados y la formación saludable de la niñez y la juventud cubana.

Fuente: Cubainformación


 

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